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¡Dije que quería el tazón rojo! Cómo responder al comportamiento irracional de los niños pequeños

Child on the floor crying and adult holding head in arms

Aprenda cuáles son los factores importantes que influyen en el comportamiento de su hijo y lo que usted puede hacer en momentos desafiantes.

 

Amelia, a quien se le dijo que no pueden leer un quinto libro antes de la hora de ir a dormir, grita: “¡Tú eres la mamá más mala! ¡No estás invitada a mi fiesta de cumpleaños!” Derek, cuando se le ofrece que escoja entre zanahorias o queso y no helado antes de la cena, anuncia: “¡No me gustan las elecciones que me das para escoger!” Alex arroja de la mesa un tazón de su cereal favorito y grita: “¡Dije que quería el tazón rojo, no el azul!” Si cualquiera de estas exclamaciones le suena conocida, usted no está solo. Bienvenido a lo que puede sentirse como el Lejano Oeste de la primera infancia.

Pero si se mira a través de los ojos del niño y por medio de los lentes del desarrollo, estos comportamientos, mientras pueden ser enloquecedores, son totalmente normales y señalan que se están logrando importantes hitos del desarrollo. Más aún, estos incidentes no tienen que ser temidos, puesto que son oportunidades para enseñar a los niños a manejar sus emociones, aprender a hacer frente a las frustraciones y desilusiones, y hallar maneras de sentirse en control de sus mundos que se amplían cada vez más de maneras prosociales aceptables.

Es crucial que las expectativas sean claras porque el significado que asignamos al comportamiento de un niño influye en la manera en que manejamos nuestras propias emociones y reacciones al comportamiento en cuestión. Si consideramos que el comportamiento es manipulador o destinado a propósito a volvernos locos, es mucho más probable que reaccionemos con enojo o de maneras bruscas que pueden escalar en lugar de calmar a nuestro hijo. Si en lugar de ello vemos estos comportamientos en el marco del desarrollo normal, podemos acercarnos a nuestros hijos con empatía y ser más eficaces en enseñarles buenas habilidades para hacer frente a las situaciones.

Estos son algunos factores importantes que influyen en el comportamiento de los niños pequeños que es útil tener en mente al hacer frente a comportamientos desafiantes:

  1. A los niños pequeños los impulsan las emociones, no la lógica, de modo que es normal y es de esperarse un comportamiento irracional. Los niños pequeños no tienen una real comprensión del tiempo —ellos viven y reaccionan en el momento. Tienen muy poco autocontrol. Quieren lo que quieren en el momento en que lo quieren.
  2. Los niños pequeños se están volviendo cada vez más conscientes de que son seres separados, que pueden tener pensamientos y sentimientos diferentes de otros. Esto significa que si bien quieren dormir en la cama de sus padres, saben que no es lo que usted tiene en mente. Este acontecimiento cognitivo, junto con el impulso innato de los niños pequeños de ejercer cierto control sobre su mundo, lleva a un esfuerzo generalizado de lograr que usted acepte la manera de pensar de ellos. Son sumamente inteligentes y probarán todas las tácticas de que disponen (insultarle, amenazarle con nunca dormir o armar un gran berrinche, para mencionar solo algunos). Esto es lo que con frecuencia muchos padres llaman “manipulación”, pero que a mí me gusta pensar que es estrategia, como lo ilustró maravillosamente esta astuta niña de tres años. Cuando lloraba pidiendo comida cada noche después de que le acostaran (no más de 15 minutos después de haber rechazado el bocadillo que le ofrecieron cuando estaban leyendo un libro) sus padres aparecían al lado de su cama trayéndole algo de comer. A la mañana siguiente le dijo a su padre: “¡Solo quiero decirte que esta noche después de que me pongan en la cama voy a tener mucha hambre!”
  3. Los niños pequeños tienen sentimientos fuertes pero pocas herramientas para manejarlos a esta edad tan temprana. Piénselo un momento: Muchos adultos todavía están tratando de ser conscientes de sus sentimientos y están tratando de responder a ellos de maneras sanas.

Entonces, ¿qué puede hacer un padre o una madre?

Permanezca en control cuando su hijo está fuera de control. Manejar sus emociones y reacciones es una de las herramientas más importantes de que usted dispone para la crianza. Cuando los padres se vuelven reactivos y emocionales, eso tiende a escalar el disgusto del niño e intensificar las luchas de poder. Cuando su hijo está perdiendo el control, necesita que usted sea su roca y usted debe permanecer equilibrado y racional.

Woman looking at infant that is upset

Tenga en cuenta que usted no puede hacer que su hijo haga algo, como comer, dormir, hacer pipí o popó, hablar o dejar de tener una rabieta. Lo que usted sí puede controlar es cómo usted responde a las acciones de su hijo, ya que esto es lo que guía y moldea su comportamiento. Si tener una rabieta da lugar a un tiempo extra con el iPad, ir a la cama más tarde o sencillamente conseguir más atención de parte de usted, su hijo pequeño atará cabos y llegará a una conclusión importante: “¡Excelente estrategia! Pongamos eso en la columna de los que ganamos.”

Esto no es manipulación, es un cálculo inteligente y significa que usted está criando a un niño realmente competente. Él se está dando cuenta de las maneras que logran lo que él quiere, lo cual es fantástico. Nuestra labor es enseñar a nuestros hijos cuáles estrategias son eficaces y cuáles no lo son. De modo que cualesquiera comportamientos de los que usted no quiera que el niño dependa no pueden ser fructíferos, pues entonces ¿cuál sería la motivación para renunciar a ellos?

Demuestre empatía y valide el sentimiento. “Sé que la camisa azul es tu favorita y estás realmente desilusionado porque no la puedes usar hoy, pero está en la canasta de la ropa sucia.” No son los sentimientos lo que puede ser problemático sino cómo los exteriorizan. Cuanto más usted valide los sentimientos, menos probable será que los niños tengan que reaccionar a ellos.

Fije límites y proporcione opciones aceptables. “Tu opción hoy es la camisa roja o la amarilla.” Si su hijo se niega a lo que usted le ofrece para escoger, entonces usted debe decirle que usted hará la elección. Puede ser que haga una rabieta. Con la mayor calma que usted pueda, póngale una camisa y siga con sus cosas de modo que él experimente las consecuencias de sus actos. Así es como los niños a la larga aprenden a tomar buenas decisiones: cuando experimentan los resultados de sus elecciones y determinan cuál de ellos le da lo que él quiere y cuál no. Si una rabieta lleva a que usted tome la camisa azul de la canasta de la ropa sucia, usted:

  1. le da la falsa expectativa de que él conseguirá todo lo que quiere, haciendo que sea más difícil que aprenda a ser flexible y acepte alternativas, una habilidad de vida que es crucial para llevarse bien con la gente en el mundo;
  2. le envía el mensaje de que las rabietas o la negativa a cooperar son estrategias fructíferas, de las que él naturalmente seguirá dependiendo; y
  3. le comunica que usted no piensa que él puede manejar esta desilusión, una oportunidad perdida para que él conozca que en realidad puede sobrevivir usando una camisa diferente, lo cual forja flexibilidad e importantes habilidades para hacer frente a situaciones.

Cuando mi hijo tenía tres años y mi hija uno, después de más de 600 noches consecutivas en las que él escogiera los libros que leíamos a la hora de ir a dormir, mi hija habló y dijo: “¡Yo quiero Clifford!” Como parecía totalmente justo que ella finalmente tuviera oportunidad de escoger, de inmediato comencé a leer sobre el gran perro rojo, cuando mi hijo gritó: “¡YO NUNCA PUEDO ESCOGER EL LIBRO!” ¿En qué planeta vives tú? (dijo la voz en mi cabeza). ¡Si no será irracional! Manejé la situación totalmente mal (pese a ser especialista en desarrollo infantil aún en ese entonces), lo avergoncé por ser tan egoísta y le di toda clase de respuestas inadecuadas e ineficaces, como rechazar y negarme a darle un abrazo a la hora de ir a dormir. Todavía me estremezco cuando pienso en ello 20 años después. Pero a la larga aprendí de mis errores e hice algunas rectificaciones. Nunca es demasiado tarde.Woman looking at infant

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